martes, 29 de septiembre de 2009

Espejos


Tropezé más de una vez con la muerte
en los espejos, los vidrios, los cielos
en los charcos veía el reflejo
con una viva voz y en susurro fantasmal
ella me movía, me estremecía,
en sus troncos versos yo perdía.

En el soplo iracundo retenía el veneno
que sentía henchir hasta mis huesos
Mientras en los ojos negros
amparaba el odio de una roña
convertida en mártir de los famélicos

la carroña absurda, el beso insaciable
el alimento y las ansias
vaciadas en el misterio
conformaban el ciclo de los espejos

Di a parar más de una vez
con la muerte en los espejos
su fina oz era el destello
de un cadaver rosa
y ojeras lánguidas

Corrí más de una vez tras
la muerte en los espejos
Dentro del marco protector
me mecía el perversor
soy la presa que alimenta
aquella su longeva presencia
todo ello y menos yo

Varinia.

martes, 15 de septiembre de 2009

Fermata negra


Melodioso y con sabor leche, cerca de mi madre enervada por la suciedad.
Mi boca aprende a tocar, succionaba bastarda el frejol tibio convertida en manía, sangre y todo.
De repente hubieron cosas que se abrieron y tu caritatividad fue la primera.
Me ocultaste el puño y llamaste mi nombre por primera vez, eso te hace más divina, inmortal.

Gracias amor mio, yo aceptaré mi posición de concebida hasta la muerte.
Por siempre la mártir.
Mira, aprendí a tocar el piano como la perfecta bambalina en los trapecios amigdalados.
La inclinación desde tu karma, enfriaba hasta mis huesos y la caída segura y cerca pero nunca conquistada
Gritos, aplausos, el gorrión que sube y baja y no para de cantar la eterna canción.
Tenemos un día soleado y yo a tu cama sostenida quedo vendada por tu aroma a geranio, tus senos son el cielo, tus brazos las cadenas, hoy soportaría la muerte cerca.

Todo va más rápido que ayer, y las semanas santas vuelven diabólicas como enormes adoquines asementados, burdas.
Tus brazos fuertes, divino placer de la niñá ansiedad y lonches de uñas y vanidades.
Bajo las faldas me escondo, me encontrarás de todos modos, en la tierra y detrás de todas las puertas. Somos tu, y la dicha de seguir juntas como ayer.
Cerraste el miedo absurdo y cóncavo, me hablaste de las vidas extrañas de tu generación mientras yo te abría el corazón como ellas no lo harían jamas.
No soy la primera a quien llamaste hija, soy la que recibió el farol de madrugada, volteabas y decías que no estaba preparada para la luz romántica del atardecer.
Son los caminos a donde no sabías llegar, somos las huellas de la otra sin ya nada más que confesar.
Tu vientre fertil, la malicia protectora, ahoga, al viento le huyes y yo silencio, refugio y escobas, me miras y observas como si todo tuviera tu forma.

Varinia.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Mon self portrait


Me atrae el hedor perverso de las calles donde abundan los miserables, el aliento embriagado de los hombres con arapos y la picardía de los niños hambrientos.
- Sandra deleitaba ese olor a sufrimiento en cada tarde de invierno y con cámara en mano, ella recorría las calles pobres de su ciudad para fotografiar a familias, niños, burdeles, provincianos y recicladores de basura.

La fotografía es el arte de plasmar realidades y no mujeres aristocratas , exhibiendo sus finos vestidos de seda egipciana
De ese tipo de mujeres ya tengo suficiente, - recalcaba- , fotografié desnudas a algunas de ellas, pero no mostraban más que una vanidad estúpida, sin ningun otro objeto que sus selvas reprimidas.
Algunos jóvenes me pedían dinero , yo no tenía ningun problema en ofrecerles una moderada cantidad, pero cuando sus madres aparecían y con un solapón en sus huesudas piernas ellas reclamaban más de lo que podía dar en ese momento.
"no seas burro cabezón, tus hermanos necesitan más que unas miseras monedas"
Aveces sedía, otras no. La expresión de muchos chicos provocaban el arrebato caritativo.

Una ves tuve la oportunidad de realizar un desnudo a una niña huerfana en las playas del sur chico, no fue una odisea como me lo imaginé. La niña era muy intrépida y flexible, se acomodó sin engorroserias. Su pequeño cuerpo bronceado y terso recorría en el denso aire de una playa solitaria, Sus cabellos castaños y enredados planchaban la arena tibia de una tarde de luz y cielo. Ella me preguntaba sin recelo ¿a que hora terminaremos? yo no respondía estaba concentrada en capturar el mejor enfoque de la inocente Fabiola.

No sé por que me abatía al verla correr, saltar, y verla saciar cualquier placer que se asimile a undir sus frágiles brasitos en la arena mojada. Quizá tuve una existencia parecida como la de cualquier niña, pero no logro recordar mucho. Solo un padre redimido en la tristeza de su esposa muerta y una niña azorada entre los acercamientos vagos de un padre pudoroso y las caricias intensas de una tía casta y silenciosa.

El tiempo pasó tan de prisa que cuando la niña rompió en un fuerte estornudo me di cuenta que el atardecer había caído lechosa y sin remilgo.
Tomé a la niña en un abrazo protector, la cubrí con la tualla y la llevé a mi auto.

Un sueño agudo la llevo a colocar su cabezita en mis piernas. Me concentré por un momento en su rostro apacible y cansado.
De regreso a la casa hogar, devolví a la niña con un temor sepulcral, esa niña estaba desprotegida en el mundo y yo sentía un miedo infinito por ella.
Una de las mamas encargadas - por que así todos los niños las llamaban, muchas veces escuché también "mamita" - me llevó a un cuarto con una luz opaca y en la esquina un escritorio. Esperé allí pocos minutos , pensando interminablemente en Fabiola.
La puerta se abrió y la madre mayor me saludó en forma cordial. Después de toda la buena educación que sus canas y años la habían enseñado se quedó mirandome como si esperara algo más. Recordé que era aquello que deseaba tan fiel. Saqué de mi cartera una chequera y trazé mi firma corta en uno de ellos. Una buena suma cubre los medicamentos del resfriado de la pequeña fabiola, pensé.

Sin más obstáculos que mi tímida despedida salí apresurada y corrí para robarle un besito en la frente a la pequeña, pero estaba dormida y ya no desprendía esa esencia a algas y arena húmeda sino el de un nene perfumado.
Ya no quedó ni un índice de ese olor a playa impregnado en mi auto, solo los negativos y los recuerdos con un prestigio similar.

Varinia.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Je ne suis pas ça foule!

Disparando trivialidades

Estoy cansada de mirar, de reir de respirar
escribir sobre un teclado negro
que cae a mi espalda, burda, sesante
no me deja de golpear.

Por esa puerta has de entrar, enorme,
teñida y con la mirada volcada al azar
Extraña y con sangre fria te acoplas
a tu mundo real

Me ofreces la mano derecha con condiciones
que no estoy dedicida a apoyar
te respondo con la cabeza perdida,
después de un sueño largo y tenaz

Exiges que sigue aquí yo solo alego con un si
para ti eso es estar.

Varinia.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Reflexión IV + poema: Esta va para André Gidé


El secreto de mi felicidad está en no esforzarme por encontrar placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.

André Gide
----------------------------

Hoy me sentaré a esperar la felicidad
si no pude ir por ella
la arrastraré hacia mi presencia
más vale que por esa puerta aparezca
por que la mayor de sus desgracias
la rodeará dia, noche e incluso en el alba

Adios por siempre libros de autoayuda,
magazines y revistas espirituales
también las guias de dummies y
epístolas populares.

Escuchadme humanidad
desprovista de lo escencial
¡envidiadme hijos mios que la felicidad
me rescatará!

Tarde o temprano aparecerá
en un unicornio gris
de robusta beldad
Guerras, infortunios y hambre cesarán
por que esa será su voluntad.

A un paso del juicio final
cobarde, ingenuo con el rosario
y la sangre en el pecho
protesto por los días perdidos
sentado, absorto.
entendí que la vida termina
y la felicidad solo es un adorno.

Varinia.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Juventud


Si bien hemos intentado ser más unidos, tendré que confesar que no dió ningún fruto.
César estaba listo para partir esa tarde calurosa de verano y escapar de este pueblo seco, infertil, inproductivo. Tenía la oportunidad de huir, escapar de esta bulla silenciosa, tierra sorda de mujeres fértiles y maridos pescadores, que no tenían otro miedo que pasar de las costas que dibujaba parte de nuestro puerto "sinbote".
Ese era el nombre de uno de los puertos ubicados en el triángulo extrabiado de las bermudas, la perdición y de donde nadie querrá ser residente permanente y si es que se logra descubrir el camino hacia este lado del mar. César era mi novio, un joven aventurero, sin duda de otras tierras, el enjendro extraviado de la comunidad pescadora. El me amaba, de eso estoy muy segura, me lo repetía cada noche antes de demostrarselo en las arenas húmedas de medianoche. No hubiera querido irse sin mi, de eso también estoy segura, pero el sabe que soy muy quisquillosa con las largas caminatas y no soportaría ni un par de horas de extenso camino. Pero es que soy de este pueblo, lo desconocido y las aventuras no van conmigo, esta sangre de pueblo es lo que mantiene atada, sin ir a ningun lado, sin mover más que las manos para lavar la ropa en la asequia, sin rezar mas que para que todo continue igual.
"Me iré , pero regresaré por ti Lucía, soy un hombre de palabra"
ese era mi hombre, dispuesto a cruzar estas fronteras saladas y del que no se sabrá(a menos que vuelva) que le depara en el más allá.
La luna cansada de brillar, alumbraba mi vieja cabaña, pero también me traía los recuerdos de aquellas noches en las que en su presencia, César me capturaba en cuerpo y alma.
Aguas tomentosas, olas que chocan unas a otras y con el plaser de verlas bailar en todos los ocasos. Nuestro escenario favorito es ahora el mio, las olas solo bailan cuando mi atención se pierde en los recuerdos.
En una sola cosa era honesta: el nunca regresaría. Yo sufriré el resto de mi vida por su ausencia. Pero le agradecería no volver, el no pertenece a este lugar, yo lo convencí de que huyera, esa fue mi idea y es lo mejor para los dos.
Algunas madrugadas despierto de una de esas pesadillas que atrapan el espíritu de uno. lo llamamos la pesadilla de un niño, despertamos gritando y sudando a cantaros.
Aun así cierro nuevamente los ojos y de pronto apareces, la imagen nítida que tu forma proyecta a una distancia corta. Has vuelto, sin embargo, mucho más jóven con el rostro birllante y rebosante de alegría. Crres hacia mi, tomas mi mano pálida, arrugada y débil, te escondes en mis cabellos blancos y es allí donde compruebo que tomaste el elixir de la eterna juventud.

Varinia.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Las palabras tienen control sobre mis emociones


Las palabras tienen control sobre mis emociones
Mi pecho no sostiene la presión,
el tartamudeo se vuelve más notorio
y en mis ojos cansados se proyecta la imagen de una herida.

Pero mis agallas no se lamentarán de este día.
Mientras este viva, apludiré por el coraje y la fuerzas ocultas, tímidas, cautivas.
Derramaré alegrias sin torcer la mirada por que al levantarla lo único que observaba era tu rostro

Tu rostro, cándido y malvado,
motivo del flagelo y el que ahoga las palabras, mis palabras.

Varinia.