miércoles, 12 de agosto de 2009
Una ridícula sin suerte
Me hace falta el abrazo abrumador de una tarde sin sol y las caricias de un índice que nunca conoció el pudor
La palma que proyecta nuestro futuro es oblicua y a veces confusa, te ríes por que sabes que tienes el poder de cambiarla.
Me pierdo en tus ojos excitados
Me aparto de tu abrazo de una manera sigilosa y me vuelvo a reunir solo para que te unas a mi juego.
Tomas mi mano mientras sostengo de tu hombro, me uno a tu danza color noche, coloco mis pies sobre los tuyos y me siento flotar en una maravillosa nube , muy cerca de tu aliento, bajando a tu cuello tibio y protector. Respóndeme mi amor ¿que soy yo sin tu calor?
Paseo por los pelos erizados de tus brazos y levanto mi mirada para alcanzarte en un bocanada… sin suerte pretendo susurrarte al oído pero la presión de tus manos que ejercen en mis cabellos me impiden seguir soñando y caigo de una nube a un suelo frió y doloroso.
La princesa nunca existió tampoco la victoriana suicida impedida de tanta pasión y menos el sufrimiento de un amorío roto por el sucio acuerdo de dos familias.
Solo la mano que ahogaba el grito de una ridícula sin suerte y la piel morada que se expandía en una tarde sin sol.
Varinia.
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