jueves, 1 de octubre de 2009

"En todas las vidas" - cuento corto


En la sala de espera de un pulcro hospital, Sara esperaba a la enfermera a ser guiada hacia uno de las habitaciones en donde su amiga yacía inconciente por más de un mes y medio. Después de haber lamentando con torrentes de lagrimas saladas y copiosas por el dormitar eterno de Lorena, Ella por fin obtuvo el permiso de su madre.
Mientras esperaba sentada en una silla a la mitad de un extenso pasillo, Sara no podía detener las embrolladas imágenes, una por una,del día del accidente cuando que en un instante de ofuscación, tomaron la moto de su hermano y huyeron por miedo a ser separadas.

A los 16 años, Las jóvenes de nuestro país tienen sueños, corazones rotos y secretos de sangre pero el amor nos lleva a experimentar barreras y a tomar decisiones del azar sin pensar en las consecuencias.

Sara y Lorena se conocen desde la escuela primaria. Desde que la madre de la última se divorció, se mudaron a un vecindario muy tranquilo en las afueras de la bulliciosa ciudad. Sara, en ese entonces, una niña inquieta y descuidada, despabiló en corto tiempo a la introvertida Lorena, lo que su madre aprobó positivamente a que esa amistad continuara. Así fueron los años siguientes. Lo que empezó en un tímido compartir de tardes en lonches familiares, se tornó prontamente en una vivida hermandad que juraron llevarla hasta la muerte.

En los primeros años de la escuela secundaria, Sara tuvo que acostumbrarse a las miradas inquietantes que posaban en Lorena, casi todo el tiempo, en los pasillos, jardines y aulas, los chicos mayores miraban con abrasador fuego cual presa a la desarrollada complexión de su amiga. Sus caderas se habían anchado en el verano y su cabellera negra, lisa y larga llegaba a su recta espalda soñada a ser tocada por muchos. Mientras que Sara aún no abandonaba la apariencia de niña, aunque con brazos pequeños, cara redonda y pálida, ella poseía la madurez precoz que tanto admiraba Lorena. Sara no opinaba al principio, Lorena sentía un placer congraciado hacia todas las miradas, especialmente cuando su amiga estaba junto a ella.
Cuando llegó la impaciencia de Sara, ella simplemente alegó que estaba confundida y que no soportaría una impúdica mirada más hacia ella y que sería mejor que una de las dos cambiara de escuela si es que no querían separarse definitivamente.

¡OH! Divina juventud!, el mundo no gira alrededor del tuyo. El egoísmo de un niño se refleja en el aire de Sara, como aquella, la primera mirada que atizó en Lorena, cuando niñas.

Lorena se levantó sin premura del sillón y con una actitud decidida y los labios rosas a flor de piel. Compartió un beso largo y cerrado, sintiendo el tibio calor que desprendía de sus naturalezas.

Sara tenía las manos sosteniendo su cabeza cuando la enfermera irrumpió en sus recuerdos. Con un amable trato que a la vez servía de consuelo , la guió hacia el fondo del largo pasillo para voltear y dar con una doble puerta de vidrio. Al entrar, se topaba con un pasadizo completo de habitaciones en ambos lados. Sara sintió que la ansiedad le carcomía los nervios, quería dejar atrás la parsimonia y correr sin en parar hacia la cama de su amiga.


Muy al contrario, solo sintió la presión de los dedos, unas contra otras, los rasguños y el corazón saltando más allá de sus orbitas.

cuando llegaron a la puerta, la enferma le advirtió que si se sentía incomoda salga sin hacer el menor ruido.

La habitación poseía una luz cegadora. La enfermera la dejó sola y en el centro, Lorena dormía profundamente en una cama amplia con sábanas color rosa palo. Su cabeza completamente vendada, sin ningún indicio de su caballera negra. Su ingrávido rostro, ahora hinchado, más de lo que se podía imaginar, los ojos igualmente morados y la piel de sus brazos hilaban de una bolsa de suero y otra de sangre. Los ojos de Sara desorbitados y secos de tanto llorar, las manos sin atreverse a tocarla por miedo a hacerle más daño. Solo lanzó un llanto ahogado mientras un estrépito frío envolvió su cuerpo.
No salió de la habitación, no corrió como la enfermera pronosticó, se quedó con Lorena con una mano sobre la de ella y la otra en su boca, controlando el espasmo.

TO BE CONTINUED...

Varinia.

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